SHANGAI – En medio de una desaceleración económica que ha golpeado a múltiples sectores en China, los astilleros especializados en la construcción de buques cisterna para gas natural licuado (GNL) están navegando contra la corriente. Impulsados por una demanda global robusta, estos astilleros están en camino de entregar un número récord de embarcaciones este año, consolidando la posición de China como un actor clave en la industria marítima energética y destacando la resiliencia de un nicho estratégico frente a los vientos económicos adversos.
La industria de construcción naval de GNL en China, liderada por gigantes como Hudong-Zhonghua Shipbuilding y Dalian Shipbuilding, está experimentando un auge sin precedentes. Según datos de Clarkson Research, los astilleros chinos tienen programada la entrega de más de 50 buques cisterna de GNL en 2025, un aumento del 30% respecto al año anterior. Este récord responde a la creciente demanda de GNL, impulsada por la transición energética global y la búsqueda de combustibles más limpios, especialmente en Europa y Asia, donde la inseguridad energética tras los conflictos geopolíticos ha disparado la necesidad de transporte marítimo eficiente.
“La demanda de buques de GNL está superando todas las expectativas”, afirmó Li Wei, analista senior de la industria marítima en Pekín. “China ha invertido fuertemente en tecnología y capacidad de construcción, lo que permite a nuestros astilleros captar una porción cada vez mayor de este mercado”. Los astilleros chinos, que ya controlan cerca del 20% de los pedidos globales de buques de GNL, según la consultora Drewry, han perfeccionado la construcción de embarcaciones de última generación, como los buques de clase Icon de 174.000 metros cúbicos, optimizados para mayor eficiencia y menores emisiones.
El auge llega en un momento crítico para la economía china, que enfrenta desafíos como una caída en el sector inmobiliario, un consumo interno débil y tensiones comerciales con Occidente. Sin embargo, la industria de GNL ha demostrado ser una excepción. Los contratos internacionales, especialmente con compradores en Qatar, Singapur y Europa, han llenado las carteras de pedidos de los astilleros hasta 2028. Por ejemplo, QatarEnergy, que lidera uno de los mayores programas de expansión de GNL del mundo, encargó 18 buques a Hudong-Zhonghua en 2024, un contrato valorado en más de 6.000 millones de dólares.
La fortaleza de este sector también refleja inversiones estratégicas del gobierno chino. Desde 2020, Pekín ha canalizado subsidios y financiamiento preferencial a la industria naval, priorizando la construcción de buques especializados para apoyar la transición energética global y reducir la dependencia de astilleros extranjeros, como los de Corea del Sur. Además, avances tecnológicos como sistemas de contención de membrana tipo Mark III y propulsión de doble combustible han permitido a los astilleros chinos competir en calidad y precio, atrayendo a armadores globales.
Sin embargo, no todo es viento en popa. La cadena de suministro global, aún afectada por cuellos de botella postpandemia, plantea riesgos para los plazos de entrega. Componentes clave, como turbinas y sistemas de refrigeración, dependen de proveedores extranjeros, lo que expone a los astilleros a posibles interrupciones. Además, las tensiones geopolíticas, incluidas las sanciones comerciales de Estados Unidos, podrían complicar los contratos con clientes occidentales. En el ámbito doméstico, los astilleros enfrentan presión para mantener márgenes ajustados en un contexto de costos laborales crecientes y competencia interna.
A pesar de estos desafíos, el optimismo prevalece. La Agencia Internacional de la Energía proyecta que la demanda global de GNL crecerá un 20% para 2030, impulsada por la sustitución del carbón en Asia y la necesidad de diversificar fuentes energéticas en Europa. Los astilleros chinos, con su capacidad para producir a gran escala y precios competitivos, están bien posicionados para capitalizar esta tendencia. “Estamos viendo una oportunidad histórica”, señaló Zhang Jun, director de operaciones de Hudong-Zhonghua. “Nuestra meta es no solo cumplir con la demanda, sino liderar la innovación en el transporte de GNL”.
El impacto económico de este auge trasciende los astilleros. Cada buque construido genera miles de empleos en cadenas de suministro locales, desde fabricantes de acero hasta proveedores de tecnología marítima. En regiones como Shanghái y Dalian, los astilleros han revitalizado economías locales, contrarrestando el impacto de la desaceleración en otros sectores. Además, el aumento de las exportaciones de GNL refuerza la balanza comercial de China, proporcionando un flujo crucial de divisas.
Mientras el mundo acelera su transición hacia energías más limpias, los astilleros chinos de GNL están demostrando que, incluso en tiempos de incertidumbre económica, la combinación de demanda global, inversión estratégica y capacidad industrial puede convertir un nicho en un motor de crecimiento. Con pedidos asegurados para los próximos años y una reputación en ascenso, China no solo está construyendo buques, sino también un lugar prominente en el futuro energético global.