En una escalofriante intensificación de la violencia marítima, los rebeldes hutíes respaldados por Irán en Yemen han secuestrado a los tripulantes sobrevivientes del barco de carga Eternity C, de bandera liberiana y propiedad griega, que se hundió en el Mar Rojo tras un ataque descarado a principios de esta semana.
El asalto, llevado a cabo con drones marítimos y granadas propulsadas por cohetes, dejó al menos cuatro marineros muertos y 15 desaparecidos, sumiendo a la región en nuevos temores de inestabilidad a lo largo de una de las rutas marítimas más críticas del mundo.
El Eternity C, operado por Cosmoship Management, se dirigía a Jeddah, Arabia Saudita, cuando fue atacado el lunes 7 de julio de 2025, a unas 50 millas náuticas al suroeste del puerto de Hodeidah, controlado por los hutíes. El ataque, que se prolongó durante dos días, involucró un bombardeo implacable de drones y lanchas rápidas, culminando en el hundimiento del barco la mañana del miércoles.
Fuentes de seguridad marítima informan que seis tripulantes fueron rescatados tras pasar más de 24 horas en el agua, pero crece la preocupación de que los hutíes hayan secuestrado a otros que abandonaron el barco.
La Embajada de EE. UU. en Yemen condenó el ataque en una declaración en X, acusando a los hutíes de “asesinar a sus compañeros, hundir su barco e impedir los esfuerzos de rescate”. También exigió la “liberación inmediata e incondicional” de los secuestrados.
Los hutíes afirmaron que los cautivos están “a salvo” y recibiendo atención médica, pero su negativa a dar detalles ha alimentado especulaciones.
Este ataque sigue de cerca al hundimiento del MV Magic Seas, también de bandera liberiana y operado por griegos. Los 19 tripulantes fueron rescatados y trasladados a Yibuti, pero los hutíes publicaron imágenes dramáticas del abordaje y detonación del barco.
Los hutíes, alineados con Irán y envalentonados por el conflicto en Gaza, han atacado más de 100 barcos desde noviembre de 2023 en el corredor de Bab el-Mandeb y el sur del Mar Rojo.
Afirman que sus ataques son actos de solidaridad con los palestinos, dirigidos contra barcos con vínculos percibidos o reales con Israel. Tanto el Eternity C como el Magic Seas tenían historial de actividad en puertos israelíes.
Ellie Shafik, experta en seguridad marítima, advirtió que “los barcos con afiliaciones, tanto percibidas como reales, seguirán enfrentando riesgos elevados”.
La tregua negociada por el presidente Trump parece haber colapsado. El hundimiento del Eternity C marca la segunda pérdida de un barco en una semana.
La tripulación —21 filipinos, un ruso y tres guardias armados (incluyendo un griego y un indio)— sufrió condiciones extremas ya que los botes salvavidas fueron destruidos durante el ataque.
Las operaciones de rescate están a cargo de la Operación Aspides de la Unión Europea y la empresa griega Diaplous.
El tráfico marítimo por el Mar Rojo ya se redujo en un 50%, aumentando los costos por seguros y desvíos alrededor de África.
Jakob Larsen, jefe de seguridad de BIMCO, advirtió que la “imprevisibilidad continua” disuadirá a las navieras de regresar pronto al Canal de Suez.
El Departamento de Estado de EE. UU. calificó los ataques como una amenaza “imprudente y brutal” a la estabilidad regional y a la libertad de navegación.
Con Netanyahu en Washington discutiendo un posible alto el fuego, los ataques hutíes complican la diplomacia.
El destino de la tripulación secuestrada del Eternity C permanece incierto, un recordatorio sombrío del costo humano del conflicto.